La tristeza...
La tristeza hoy me viste
con su piel, como a todos, como a los tuyos. Porque no hay peor traje
que el que aprieta el pecho y te asfixia hasta que te hace llorar, el
que reviste los bolsillos con agujas que se clavan en tus manos que
duelen, el que abre tus costuras y te hace sangrar hasta que te
duermes sobre tu propia pena. Y no sanan.
La tristeza corta mi alma
pequeña, la estira hasta rasgar y la vuelve a coser con pespuntes
afilados, pequeños, negros, lentos... Se abotona en el centro del
estómago y te lo anuda hasta la boca; no quiere salir, no te deja
hablar.
La tristeza sólo sabe
susurrar que nunca debiste irte. Nunca.
Siempre en mi recuerdo. Siempre en mi corazón.
D.E.P.
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