Camino...
Bajó las escalera
lentamente y se detuvo en el último escalón. Desde allí observó
que todavía permanecían sus cuerpos tirados en el suelo, calientes y vivos. Caminó sobre ellos, sobre sus torsos
y sobre las cabezas, avanzando sin importar si sus
tacones se clavaban sobre la carne o si sus huesos se quebraban como ramas pequeñas y secas. Teñía el suelo, impregnaba el
aire, ignoraba sus quejas y al final de la mortal habitación una puerta que frenaba su espera. Sólo unos instantes -unos pocos segundos nada más-, y giró la
cabeza. Desde su altura contempló los cuerpos destrozados, el color de la sangre, sus caras optimistas con ojos ilusionados. Les lanzó un último beso más una pequeña mueca y desapareció tras la puerta con los zapatos en sus manos.
Comentarios
Tus textos despiertan cosas en mí inexplicables. Eres la brevedad más condensada del mundo y podría leerte durante horas sin pestañear.